Desaprenderte,
como si fueras una
tarea más,
dejar de pensar en ti,
ver de cada día el
resto del universo,
volver a olvidarte
paso a paso con
inimaginable
decisión,
llorar de a poco,
callar, siempre callar,
y reír la mayoría de las
veces,
aunque el alma
se me caiga a pedazos,
hacer que el río del
dolor
pase en silencio,
casi secreto,
por dentro mío
y arrase con todo,
sobretodo, conmigo
que era todo tuyo.
Tarea triste y sola
ésta de quien no es
amado más,
de quien se muere en
vida.