El invierno

Tristes cielos grises
de invierno.

Te hablo 
y no respondes...callas
como la noche interminable.

Miras por la ventana

con tus ojos 
llenos de silencios,
tratas de recordar 
los ayeres que se fueron.

Yo aún dibujo 
en la mente

la borrosa tú 
de otros veranos. 

Pero hay olvido

en la dicha que queda atrás.

Calla el invierno 

mientras nos desdibuja.

Estamos tristes,
porque nunca más habrá primavera
para el amor.

Amores

Viví muchos amores.

Algunos fueron solitarios

como sola

es la vida del hombre,

tiritando de melancolía,

de saudade,

de ese dolor que da saber

que estamos acá

para nunca volver.

Recuerdo también

amores que reían,

que aún siguen en mi memoria

bailando apretadito,

que dejaron en mi vida

la estela maravillosa de la felicidad.
Pero yo...
yo solo viví para tu amor.

Recuerdos

Hay tardes 
que nos recordamos 
en silencio
para no asustar 
a los fantasmas.

Sin quererlo
nos recordamos.

Y nos recordamos 
porque es otra forma

de seguir queriéndonos.

Hay tardes

en que los recuerdos
dejan huellas de soledad

que florecen
en nuestra memoria.

Algunas tardes 
nos recordamos.

Aún una parte del uno 

vive
en el pensamiento del otro.

Ausencia

Pensar en ti

es volver a enamorarme

hasta de tu sombra.

Y una vez más
al pensar en ti, 
mi soledad y yo

seremos derrotados 
por tu ausencia

como cada día, como cada noche.

Poema del caminante

Camino

por plazas llenas de gente,

por calles que no conozco,

en días con soles esplendorosos.

Sueño con besos

que ya me esperan en algún lugar.

Me enamoro

de miradas colmadas de promesas

Camino con una sonrisa

por la vida,

pero sé que nunca 
regresaré a esa plaza,

a esa calle, a ese día,

a ese sueño

en que tú 
me miraste enamorada,

en que tus sueños 
soñaron con los míos.

Vuelves a mí

Vuelves a mí

y traes

el beso de tu mirada,

la caricia de tu boca,

las palabras que pronuncian tus manos

sobre mi piel.

Y contigo regresa

ese yo que es tuyo:

el enamorado de tus ojos,

el escribidor de besos en tu piel,

el que cruza tu cuerpo 
como un pájaro sobre las olas,

el que conoce tus debilidades,

el que baila contigo al borde de los sueños,

tu compañero en el amor,

tu mejor amigo,

mi otro yo. 

*La vida pasajera

Creo en la vida pasajera,

en la alegría del instante,

en la mañana siguiente,

en el sol del verano,

en la risa de tus ojos,

en tu cuerpo junto al mío,

en el olor del pan fresco,

en tu tibia mirada,

en el deseo que todo lo quiere,

en los abrazos como enredaderas,

en los dulces besos de anoche,

en la lluvia que nos empapa,

en el calor de tu cuerpo,

en muchas cosas sencillas 
que me alegran.

También creo

que después de mí,

tras el último adiós,

otros creerán en la vida,

en la risa, en la mañana...

en fin,

en el instante que nos es dado.

El adiós

Me acostumbré a esta soledad

a este silencio que irrumpe en mi memoria

a los días que no terminan ni comienzan

a irme sin moverme

a volar tan alto que casi toco el techo

a deshacerme en el espacio

a saber de mí sin recordarme

a estar ausente

a morir cada día

a resucitar cada mañana

a pensar en ti como si nunca fueras a volver

a desnudarme de ti

a soñar menos en ti

a sacarte de mis recuerdos

a jugar a que sí puedo vivir sin ti

En fin, que he decidido olvidarte.

Volver a casa

Vuelvo a casa 

empapado por la lluvia,
con una ilusión y el pan 
debajo del brazo.
Abro la puerta como hace años.
Subo las escaleras de dos en dos
me quito el trabajo del día 
con afán.
Tirito de frío
y espero con ansiedad
el instante cálido
en que nuestros cuerpos se encuentren
nuevamente en esa cama
que ha sido cómplice
de nuestras más tiernas locuras.