Vuelvo a casa
empapado
por la lluvia,
con una ilusión y el pan
debajo del brazo.
Abro la puerta como hace años.
Subo las escaleras de dos en dos
me quito el trabajo del día
con afán.
Tirito de frío
y espero con ansiedad
el instante cálido
en que nuestros cuerpos se encuentren
nuevamente en esa cama
que ha sido cómplice
de nuestras más tiernas locuras.
con una ilusión y el pan
debajo del brazo.
Abro la puerta como hace años.
Subo las escaleras de dos en dos
me quito el trabajo del día
con afán.
Tirito de frío
y espero con ansiedad
el instante cálido
en que nuestros cuerpos se encuentren
nuevamente en esa cama
que ha sido cómplice
de nuestras más tiernas locuras.
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