sábado, 26 de enero de 2013

Poema para una mujer preciosa




Te llevo en mí
como si fueras mil velas encendidas
que queman mi tristeza.
Nado en tu mirada mientras mi boca
busca nuestro primer beso de la mañana.
Cierro los ojos para verte mejor.
Las estrellas de tus ojos
navegan por mis venas.
Me acerco a ti para dejar
que tu cuerpo se vuelva mi cuerpo.
Mi deseo recorre tu deseo.
Mis ojos van por el camino de besos 
que hemos dejado en los dos.
Estoy embriagado de ti,
de los días que paso contigo,
de tus amadas manos
que bordan en mi piel
secretos que nunca olvidaré.
Dejo de ser yo
para ser sólo fuego en tu fuego,
lluvia en tu mar.
Te llevo en mí,
aunque no estés,
porque es la única manera de seguir viviendo.



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