Una
tarde,
capricho
de la memoria
o de la fatalidad,
el
nombre de ella
regresó desde el ayer.
Volvió
el olvidado deseo.
Desde
el borde de la memoria
una
ola de amor, de amor loco,
de
ayer resucitado le ahogó.
No
quiso que
los sueños despertarán,
pero
era tarde
y
la soledad siguió abrazándolo,
arrullándolo
hasta
que él regresó al olvido.
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