Llueve,
llueve
irremediable
el
pasado
como
un vuelo cristalino de silencios.
Fueron
muchas mis vidas,
muchas
mis tormentas amorosas,
muchos
los nombres llenos de besos
que
poblaron mi camino
y
que me hicieron feliz.
Pero
en esta última hora de la vida
en
que no cesa de llover
la
nostalgia y que mil mariposas de agua
se
pegan a las ventanas,
nadie
está tan ausente
de
mí y tan en mi memoria
como
tú.
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