Vuelves
dulce
como la juventud
a
llenar de promesas el instante,
a
asomarte con alegría
al
otro lado de los sueños.
Vuelves
a embriagar con tu tierna palabra
y
a devolverle la música
al
amanecer.
Regresas
a enamorar,
a entregarte con ilusión,
a entregarte con ilusión,
querida
amiga mía,
y
aunque yo soy el que te ama,
no
vuelves a mí, sino a la vida.
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