No sólo fueron
tus primeras palabras
cayendo rendidas de amor
en mi corazón,
o tus ojos
que se perdían
curiosos por mi cuerpo,
o tu sonrisa de día soleado,
o esa dulce nostalgia
que contigo sentí,
o la belleza esplendorosa
de tu cuerpo,
o las alas suaves
de tus manos rozando mi piel,
o tu boca en mi boca
hablando de amor,
o el universo que creamos
los dos
lo que me enamoró de ti,
fue, sobre todo, la ternura
con la que siempre me miraste,
esa mirada con la que hiciste de tu vida la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario