lunes, 31 de diciembre de 2012

Quisiera arrancarme el amor para siempre


Quisiera arrancarme el amor para siempre. Nunca más sentir esta agonía por una mujer. Nunca más soñar el cielo para despertarme en el infierno.
Quisiera dejar ese río en el que mi vida sobrevive, en el que zozobro todo el tiempo. Quisiera quitarme de la piel los mil placeres del amor para no sufrir el millón de dolores que nos deja el amor adentro, más allá de la piel. 
Quisiera olvidar la belleza imperecedera de las mujeres que me han amado, que he amado más allá de lo razonable.
Quisiera que sólo quedara mi poesía como testigo de que viví para amar y ser amado, que me lancé al vértigo de lo impredecible con la absurda meta de ser feliz.
Quisiera que las caricias, los besos y las miradas no siguieran corriendo por mis venas, que no poblaran mi memoria de placeres e ilusiones.
Quisiera dejar de amar para siempre. Pero no puedo. Ni siquiera lo he intentado, porque yo soy el amor con el que me estoy matando. 
Mi piel sigue siendo la geografía del amor de esa mujer  que un día dijo que me amaría para siempre.

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